Los Buenos Modales empiezan en casa
Tendrán las puertas abiertas donde vayan. serán aceptados socialmente y podrán vivir en comunidad sin problema.
No es una educación exacta , pero si desde temprana edad aprenden que existen ciertos límites, con seguridad que el día de mañana evitarán conductas que les puede acarrear problemas o consecuencias negativas.
Actualmente se mira algunos niños y niñas con un comportamiento descortés y agresivo, no se les puede preguntar nada, todo lo responden con gestos de desagrado, no saludan, no agradecen, se sientan a la mesa sin ducharse, en pijama, comen mal y muchos más; y cada día los padres se sienten impotentes, pero lastimosamente somos nosotros los culpables de todo lo que son y serán nuestros hijos en el futuro.
Cuando me preguntan a qué edad un niño o una niña debe
aprender Buenos Modales les respondo que estos se enseñan en casa
desde el mismo momento que un hijo viene al mundo, porque ellos son como una
esponjita que absorben todo lo que miran y escuchan; somos los responsables de
educar a un hijo con ejemplo y corrigiendo hasta el más mínimo berrinche de
grosería; son seis años de intenso sacrificio, años valiosos para una buena o
mala formación, a esta edad ya están capacitados para ser personas que dejen huella, porque está demostrado que si en esos primeros años de vida no se educó a un hijo corremos el riesgo de ver cómo llega a la adolescencia grosero y con muchos problemas; como los que ahora se están presentando con más frecuencia, ningún padre llegamos a criar hijos con manual,
debemos aprender que la educación
comienza en casa, y del ambiente familiar donde se críe depende su educación.
Salvemos los Buenos Modales, están en peligro de extinción.
Si no nos ponemos en la tarea de rescatar esos valores que están quedando en el baúl de los recuerdos, no se que pasará con nuestra juventud y su descendencia.
Debemos castigar al niño para que el día de mañana nos agradezca
Suena muy dura esta frase, pero si castigamos hoy, tendremos mujeres y hombres serios, honestos, responsables, valientes, seguros, sanos y buenas personas.
Pero qué clase de castigo y con qué frecuencia?,
Castigar no es pegar, no es maltratar, no es agredir, tampoco es un método que se debe aplicar cuando estamos enfadados, sino un castigo de amor,, de lo contrario puede ser más contraproducente para quien recibe el castigo.
Los castigos se imponen de acuerdo a la responsabilidad del mismo; pero no le va a hacer ningún daño al niño si le quitamos el internet, la televisión o los juegos durante una semana, si no puede salir a jugar con sus amigos, si se le da la tarea de asear su cuarto y muchos otros que con seguridad les quedará grabado en su cabecita y no querrán jamás volver a vivir.
Los padres nos quejamos de los hijos que no colaboran en casa, pero cuando nuestros hijos son pequeñitos aman ayudar, todo lo quieren hacer, pero si no dejábamos que toquen nada, que se acerquen a un lava platos o a la estufa, si todo lo hacemos por ellos, muchos subestimando la capacitad que tienen los niños de aprender y hacer bien las cosas; entonces nosotros somos víctimas de nuestro propio invento.
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